Generando Conocimiento Global: La Geopolítica y la Defensa de los Bienes Públicos Globales

El siglo XXI estará definido por la geopolítica y la defensa de los bienes públicos globales, la tarea crucial de la humanidad en el siglo XXI. En un orden internacional que estará cada vez más definido por las relaciones de poder entre Estados, la geopolítica va a jugar un papel fundamental en la capacidad de la comunidad internacional de proveer bienes públicos globales a la población mundial, como la salud, la paz, la seguridad, el medio ambiente, o la educación.

La guerra de Ucrania y sus efectos globales, la rivalidad entre China y EE. UU. o la creciente división entre el Norte y el Sur Global, entre otras tendencias geopolíticas, podrían dificultar la cooperación internacional, indispensable para el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible durante este siglo.

Como hemos visto en el caso de la guerra de Ucrania, la geopolítica puede dificultar la provisión de un bien público global fundamental, la paz. Además, el conflicto ruso-ucraniano ya ha tenido un efecto significativo en la seguridad alimentaria. La dependencia de muchos países de la producción ucraniana de cereales, fertilizantes, y otros productos agrícolas, así como la dificultad para sacar el grano de los puertos ucranianos, ha resultado en un incremento de la inseguridad alimentaria y de la pobreza alrededor del mundo. Según un reciente informe del Programa Mundial de Alimentos, en 2022, el número de personas que sufren de inseguridad alimentaria aguda ha subido a un total de 345 millones de personas, 200 millones más que antes de la pandemia de la COVID-19.

El impacto de la guerra de Ucrania sobre la seguridad alimentaria no tendrá unos efectos meramente temporales, sin implicaciones para generaciones futuras. La guerra en Ucrania afectará en gran medida a las generaciones venideras, a su salud y a sus oportunidades educativas y formativas. Por ejemplo, la guerra en Ucrania ya está teniendo un impacto significativo sobre los derechos de los niños. Según un reciente informe de UNICEF, la inflación y el incremento del coste de la vida a nivel global ha llevado a 4 millones de niños de la región de Europa del Este y Asia Central a la pobreza, lo que supone un incremento de la pobreza infantil de un 19% con respecto a 2021.

La rivalidad geopolítica que definirá el siglo XXI será la rivalidad entre las dos principales potencias mundiales, China y EE. UU., que ya ha tenido un impacto sobre las posibilidades de defender la salud global a través de las instituciones multilaterales a nivel global. Durante la pandemia de la COVID-19, más de 6.5 mil millones de personas murieron a causa del virus. Para defender la salud global, es fundamental contar con una institucionalidad global capacitada, apoyada con los recursos de la comunidad internacional, especialmente de sus dos principales potencias mundiales. Cuando EE. UU. se retiró de la Organización Mundial de la Salud en 2017, el principal donante no pasó a ser un Estado, sino una fundación privada, la Fundación Bill y Melinda Gates.
Las disputas geopolíticas que resultaron de la escasez de vacunas a nivel global han resultado en un esfuerzo de vacunación a escala global fragmentado e ineficiente. A día de hoy, tan solo un 24% de la población africana ha completado su ciclo de vacunación para la COVID-19, comparado con un 64% a nivel global. Algunos países de África subsahariana, por ejemplo, en Mali, no llegan a un 15% de vacunación de la primera dosis. Aunque muchos países del mundo desarrollado hayan conseguido hacerse con las vacunas necesarias para proteger a su población del virus, la inequidad en la distribución de las vacunas a nivel global puede contribuir a la emergencia de nuevas variantes y subvariantes del virus SARS-CoV-2, y, por lo tanto, la cronificación del problema.

En estos momentos está teniendo lugar la COP27, la Cumbre del Clima de las Naciones Unidas, en Sharm el-Sheikh, Egipto. En su último informe de evaluación que realiza el departamento climático de las Naciones Unidas sobre los planes climáticos de los casi 200 países que forman parte del acuerdo de París, los resultados demuestran que los esfuerzos para mitigar el calentamiento global que se están haciendo son insuficientes. El informe recogía que, de cumplirse los planes nacionales para reducir sus emisiones, el planeta vería una subida de la temperatura media de aproximadamente unos 2.5 grados centígrados para finales de siglo.

Las disputas geopolíticas podrían atrasar en la posibilidad de atajar de manera efectiva el cambio climático. Es cierto que existe un consenso global en la comunidad internacional sobre la necesidad de evitar el calentamiento global por encima de 1.5 grados comparado con niveles preindustriales, que se codificó con la firma del Acuerdo de París de 2015. Sin embargo, y a pesar de este consenso global, la comunidad internacional se encuentra dividida sobre cómo se deberían reducir estas emisiones. El principal conflicto reside en determinar qué países tienen una mayor responsabilidad por el cambio climático, y, por lo tanto, quién debería hacer mayores esfuerzos por reducir las emisiones de carbono a nivel global.

La invasión rusa de Ucrania, y en especial la respuesta de los distintos actores geopolíticos a la misma, podría acelerar las divisiones geopolíticas existentes. Mientras que los países del G7 y la Unión Europea han condenado la invasión rusa de Ucrania, y sancionado duramente a Rusia, otros países han respondido con una mayor ambigüedad, o incluso con indiferencia al conflicto ucraniano. Además, el desacoplamiento de Occidente del suministro energético ruso podría estar acelerando la fragmentación de la economía global en bloques regionales. Como plantea Ngozi Okonjo-Iweala. la directora general de la Organización Mundial del Comercio, en su última tribuna, un mundo fragmentado políticamente y económicamente podría hacer más difícil el sostenimiento de las principales instituciones multilaterales que fueron creadas para hacer frente a los retos que plantea la globalización.

Los retos a los que se enfrenta la humanidad, como son el cambio climático, la salud, o la seguridad alimentaria son transfronterizos. Por lo tanto, sus soluciones deben ser globales. A pesar de la geopolítica, la comunidad internacional debe dirigir sus esfuerzos a mejorar la vida de las personas a través de los marcos normativos que cuentan con un consenso global, entre los que se encuentran los Objetivos de Desarrollo Sostenible. La resolución que establecía los Objetivos de Desarrollo Sostenible rezaba que los ODS deben ser un ‘plan compartido para la paz y la prosperidad de las personas y el planeta, ahora y en el futuro’.

Enlace a noticia El confidencial

Compartir en redes